martes, 14 de agosto de 2007

Por amor al comercio

Pues estando ya en Berlin, no queda mas remedio que estudiar un poco de alemán. Ayer empecé a clase... Qué poco me gusta eso de empezar de nueva en una clase, con la sonrisa pegada en la cara, sin enterarte muy bien de las cosas. Y para colmo, al poco de empezar me separaron de Marián, mi compañera de clase también en España y sin la que no sé trabajar; después de dos años estudiando juntas se hace un poco difícil.

En clase, de 10 que somos 4 procedemos de España, cómo no! Somos como dios, estamos en todas partes: en el metro hablando a voces, en el mercadillo intentando regatear en un inglés chapucero, en los restaurantes queriendo comer una paella o una fabada... Porque el español sale de casa enarbolando la bandera de España como el asturiano sale de Asturias con la suya.

Como muy bien explica la ley de Murphy, ayer hizo sol mientras estuvimos en clase y cuando nos decidimos a salir a dar una vuelta por el centro de la ciudad... empezó a llover. Aprovechamos para hacer los deberes y luego nos decidimos a salir. Al final hubo suerte y no nos llovió. Dimos una pequeña vuelta por la ciudad para que mi compi se situara y luego cenamos con mi hermana.

Estuvo bien para ser el primer día de clase a pesar del dolor de cabeza que me protege cada noche, que me nubla la vista y me quita las ganas de beber...

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