martes, 23 de octubre de 2007

El profesor de música

Ayer fui a cenar con Guan y nos encontramos con el profesor de música que tuvimos en el instituto. A ella la reconoció porque cantaba en el coro, de mi no se acordó. Menos mal, porque si fuera así sería por lo mal que cantaba.

Recuerdo el ridículo que hice aquella vez que me acerqué a su mesa al comienzo de la clase para decirle que estaba afónica y con las anginas como cerezas y él me pidió que me acercara para vérmelas. Y yo, tan resuelta como soy, me acerqué, abrí la boca y le saqué la lengua... cuando él lo único que quería hacer era tocarme la garganta para ver si tenía las anginas inflamadas.

Seguro que si ayer le hubiera recordado la historia de la niña que le sacó la lengua y le enseñó hasta la campanilla se hubiera acordado de mi.

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