martes, 20 de enero de 2009

Mi multiculticlase

La semana pasada empezó en mi clase un niño brasileño. Cuando les dije a mis niños que iba a empezar un compañero nuevo, lo primero que me preguntaron era que si hablaba español y cuando les dije que no, pusieron cara de resignación en plan: bueno, pues nada, otro al que tenemos que enseñarle a hablar español. Como si fueran unos expertos de la enseñanza del español como lengua extranjera (ELE). Me gusta enseñar español a extranjeros, pero es una pena que lo haga a salto de mata y no tenga horario específico para dedicárselo. Intentar que una clase trabaje mientras estás enseñando a pronunciar la erre a una niña china, o leyendo con una rumana o evaluando a un brasileño, es un poco complicado.

Precisamente, un curso de ELE lo empecé yo la semana pasada, aunque no fui porque no me enteré. Pero esta semana prometo que voy.

La principal diferencia que veo entre el brasileño y el rumano y el chino, es que con el primero es más fácil entenderse, y precisamente por eso aprende de manera más lenta. Podemos mantener una conversación en la que yo hablo español y él brasileño. Pero el problema es que a veces piensas que no sabe hacer algo cuando realmente es que hay una palabra clave en la explicación que no tiene nada que ver con su idioma y se pierde por completo.

Comentarios:
Prima!! me pasa a mi lo mismo con una clienta brasileña que tengo. Ella en su idoma y yo en el mio, y nos entendemos perfectamente...o eso creo yo...a saber que nos estamos contando..ja,ja..Prima Ana
 
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