jueves, 24 de diciembre de 2009

Donde tengo mis guantes tengo mi hogar

Eso es lo que debe pensar mi madre porque se ha venido con los guantes, pero no para el frío, sino para fregar. Y eso es porque cuando vino en el año 81 fue cuando descubrió que tenía alergia a los detergentes que combinados con el frío hicieron que se le agrietaran las manos hasta límites insospechados.

Nos hemos levantado a las 6.30 de la mañana aburridos ya de dar vueltas en la cama. Y llevamos casi dos horas intentando elegir entre las múltiples opciones cuál es la que más nos convence.

Yo les dejo hacer porque como soy la única que no había estado aquí antes me da igual a dónde me lleven. ¡Todo es nuevo para mi!

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