domingo, 11 de abril de 2010

Hay fines de semana y fines de semana

Algunas veces pasa el viernes, el sábado, y el domingo por la tarde pienso que no he hecho nada especial durante los días que deben ser los mejores de la semana. Pero este finde ha sido todo lo contrario.

Empezé el viernes por la tarde yendo a la feria de abril a ver a mis compañeras de flamenco bailar. Se podía hacer un estudio social muy interesante: es algo así como unas comadres pero vestidas de faralaes y sacándole partido a las clases de sevillanas que llevan todo el año tomando. La cerveza, como muchas veces en el sur, mala, es decir: Cruzcampo. Así que tomé una manzanilla, y como nunca la había probado, no puedo decir si era buena o mala. Pero me pareció mejor en formato rebujito (con 7up). También probé una tapa de un jamón que se suponía bueno y que era efectivamente bueno, para ser un serrano del super.

El sábado por la mañana salí a correr. Porque ahora soy runner. Desde hace dos meses salgo a correr dos días por semana. Me estoy preparando para correr por primera vez la carrera de la mujer. Ya he participado otros años, pero voy caminando con alguna de mis tías y dándole a la parpayuela. Así que este año, tías: o empezáis a correr o nos vemos en la meta.

Por la tarde hice lo que mucha gente por aquí, siesta y fútbol.

Esta mañana y a pesar de que el día no amaneció despejado me fui con el alemán a caminar por la sierra del Aramo. La subida del Angliru es una pesadilla, me cansé al subirla y eso que lo hicimos en coche así que no me quiero ni imaginar lo que tiene que ser hacerlo en bici. Yo no tengo Facebook pero si se crea un grupo en contra de que la vuelta ciclista tenga esa etapa, juro que me abro un perfil. La verdad es que el Aramo estaba precioso, despejado y soleado, debajo de nosotros un mar de nubes y aunque no pudimos lograr nuestra meta (teníamos mesa reservada y tuvimos que dar la vuelta) hicimos un bonito paseo y nos ganamos la comida.

Como broche final me fui esta tarde con mi madre a un concierto de Clara Montes. Disfruté de lo lindo. Tocaba con la orquesta sinfónica de Gijón, partició el coro de Cimadevilla, Zenet, Josemi Carmona, Pepe Habichuela y un pianista espectacular cuyo nombre no recuerdo. Y lloré como una mocosa escuchando el Romance de Curro el Palmo.

Así que me voy a la cama, más contenta que unas castañuelas a empezar un nuevo libro.

Comentarios:
Hermana, y tu no bailaste sevillanas??
 
La verdad, ni la primera. Cualquiera compite con las señoras con lo preparadas que iban...
 
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