miércoles, 4 de agosto de 2010

Desde Estocolmo

A ver por donde empiezo. Creo que iré por orden cronológico.

Después de darme una vuelta por el lago Constanza volví a Meschede y pasé unos días vagueando mucho y no haciendo nada salvo una visita a Dormund. Ayer clausuré la temporada de verano en Alemania dándome una sauna. Y digo yo: si existen libros sumergibles en agua para los niños, ¿por qué no existen libros resistentes a las altas temperaturas para adultos? (Este interrogante ha quedado con un cierto toque sexual pero no va por ahí el tema) Resulta que entré en la sauna con un libro de bolsillo y se calentó el pegamento del lomo y se despegaron algunas páginas. ¿Es que no hay un mercado para los lectores usuarios de sauna?

Esta mañana me levanté a las 3.50. Creo que ha sido el día que más he madrugado en mi vida, pero es que teníamos que ir al aeropuerto y el vuelo del alemán salía muy temprano. Resultó que cuando fui a facturar, la azafata me advirtió que había overbooking y que estaban buscando voluntarios para cambiar el vuelo, llegando 5 horas más tarde pero con una compensación económica de 150 euros. Algo a lo que yo no accedí porque ya llevaba 4 horas en el aeropuerto y no tenía ganas de pasarme otras tantas más. Pero por lo visto el sistema funciona y hubo suficiente gente que cambió su vuelo para que pudiéramos despegar sin problemas.

Y ahora estoy en Estocolmo visitando a mi hermana y compartiendo con ella un piso muy cuco y no por la decoración sino por lo pequeño. Ya entiendo porque ha nacido Ikea: por pura necesidad. La verdad es que si bien el piso sería por las características (19 metros cuadrados) ideal para amueblar con material de Ikea, el dueño debía ser de lo más torpe porque montó mal la cama dejando inutilizada la parte superior (es una especie de litera), en la estantería colocó mal una balda dejando a la vista la parte en la que se ve el conglomerado de madera y no hay ni un mísero cuadro ni un triste florero con alguna flor artificial para darle color al conjunto. Voy a hacer una breve enumeración de los muebles: dos estanterías, una tele sobre una cómoda, un armario de dos puertas, un taburete y la cama-litera-inutilizada, más un frontal de cocina de 2 metros de largo y un pequeño baño con una ducha de las que se llaman de obra. El salón de mi casa es más grande que esto.

Así que a ver qué pasa durante la semana que me voy a quedar aquí, porque mi hermana y yo tendremos momentos de querernos mucho, pero también de apetecer pegarnos y con tan poco espacio esto puede acabar como el rosario de la aurora (¿de dónde viene esta expresión?).


Comentarios:
ja,ja...estamos mi compañera y yo aqui descojonandonos de los comentarios sobre la casa, no tienen desperdicio.Muy bueno primi.
Por cierto, muchos besos a las dos..de vuestra primi Ana.Muaakkk
 
Hola prima Ana!!!!! besinos
 
Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]





<< Inicio

This page is powered by Blogger. Isn't yours?

Suscribirse a Entradas [Atom]