lunes, 9 de agosto de 2010

Viajar

A algunos les gusta viajar, y a otros no. Y yo estoy en el grupo de los que les gusta viajar pero mucho mucho. De echo, tendría que volver el miércoles a España, pero lo voy a posponer hasta el lunes, porque me voy a ir de fin de semana con mi hermana a visitar a una amiga a Finalandia.

Todo empezó ayer cuando hablábamos con ella por el Skype. Mi hermana estaba organizando la visita para ella y encontraron un billete super barato que tiene el mismo precio para una que para dos personas. Viajamos el viernes por la noche en un ferry, en un camarote para nosotras solas con cama, toallas y baño. ¡Cómo resistirme! Así que he tenido que cambiar el billete de vuelta, pagar unos euros más y así puedo aprovechar el fin de semana. Pero esa será otra historia.

Por ahora sigo haciendo de turista y de runner porque hoy
salí por segunda vez a correr por aquí. Busqué museos para visitar, pero los dos que me interesaban cierran los lunes, así que me fui a dar un paseo hasta un mirardor que hay relativamente cerca y que tiene unas vistas muy buenas del archipiélago de Estocolmo.

Y ayer mi hermana y yo fuimos al museo Vasa. Es el museo más recomendado de la ciudad, pero la verdad es que íbamos sin muchas ganas. Todo lo que sabíamos sobre el mueseo es que gira alrededor de un barco que se hundió a los 15 minutos de zarpar en su primer viaje. Pero al final la visita nos resultó interesante. Ciertamente el museo es una gran nave en cuyo interior está el barco que ha sido rescatado de las aguas después de 330 años. Pero llegamos gusto a tiempo de ver un vídeo explicativo en italiano con subtítulos en inglés y a continuación hicimos la visita guiada en español. La verdad es que manda narices que le hayan construido un mueso a uno de los peores barcos del mundo.

Así que en una hora y media más o menos, habíamos cumplido con nuestras obligacioens de buenas turistas (bueno, mi hermana técnicamente no es una turista) y nos fuimos a descubrir nuevas calles, que nos llevaron a encontrarnos con la caballería sueca en retirada hacia los establos después de un desfile.

También aprovechamos para ver un par de estaciones. Porque resulta que el metro de Estocolmo se considera la galería de arte más larga del mundo, aunque yo llevo aquí un montón de días y no me había dado cuenta. Debe ser que las estaciones en las que me muevo, no son las artísticas. Aquí un par de fotos de los techos de dos de ellas. Seguiré intentando encontrar otras estaciones con arte, aprovechando estos días de más que voy a estar por aquí.


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