lunes, 4 de julio de 2011

¡Ole!

Hoy tuve mi primera clase de flamenco en Berlín. Sí, sí: flamenco en Berlín. Y para mejorarlo, la profesora era americana. Era una clase de técnica y sude como hacía mucho que no sudaba. Bueno, no tanto, porque el día de la carrera de la mujer sudé también muchísimo.

La clase se me hizo rara, porque allí nadie habló. Ni los alumnos entre ellos, ni con la profe, ni tan siquiera la profesora dio ninguna explicación. Se limitaba a decir: a la derecha, doble, punta... Al menos aprendí esta última palabra: die Spitze (la punta).

Y sudamos, no solo por lo que trabajamos, también porque todas las ventanas y la puerta tienen que estar cerradas para no molestar a los vecinos; así que hasta el espejo se empañó.

Por lo demás no hice nada. Mi hermana me pidió que me quedara en casa porque estaba esperando un paquete que habían quedado en traer hoy y... aquí no apareció nadie.

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