sábado, 8 de octubre de 2011
Como Lázaro
La rodilla me está dando problemas. Cada día más a menudo, durante más tiempo y con más dolor. Hasta tal punto que ayer por la mañana decidí ir a urgencias. Donde no me hicieron gran cosa, me pusieron una venda que me recordó a cuando al niño en el cole le pones una tirita para que se vaya contento y me dieron pastillas.
Como pasaban las horas y yo seguía sin poder apoyar la pierna, decidí ir, a la pata coja, a un osteópata, que me hizo un diagnóstico distinto al traumatólogo de urgencias (para mi más creíble) y que después me hizo una manipulación y pude salir caminando, como Lázaro, de la consulta. Es verdad que el médico admitió que lo que él me estaba haciendo era solo para aliviar el dolor y funcionaba momentáneamente y que no me quedaba más remedio que operarme. Pero me dio la impresión que sabía mejor de que hablaba que el médico de urgencias que se limitó a mirar mi informe de hace 6 años y a decirme que en una semana (estoy en casa porque tengo vacaciones de otoño) no había nada que hacer, que cuando vuelva a Alemania me opere.
Ya me temía yo que me iba a pasar las vacaciones enclaustrada en casa de mi madre.
Como pasaban las horas y yo seguía sin poder apoyar la pierna, decidí ir, a la pata coja, a un osteópata, que me hizo un diagnóstico distinto al traumatólogo de urgencias (para mi más creíble) y que después me hizo una manipulación y pude salir caminando, como Lázaro, de la consulta. Es verdad que el médico admitió que lo que él me estaba haciendo era solo para aliviar el dolor y funcionaba momentáneamente y que no me quedaba más remedio que operarme. Pero me dio la impresión que sabía mejor de que hablaba que el médico de urgencias que se limitó a mirar mi informe de hace 6 años y a decirme que en una semana (estoy en casa porque tengo vacaciones de otoño) no había nada que hacer, que cuando vuelva a Alemania me opere.
Ya me temía yo que me iba a pasar las vacaciones enclaustrada en casa de mi madre.
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