lunes, 5 de diciembre de 2011
Ya está
No recuerdo cuando me hice el esguince que derivó en una rotura de menisco y ligamento cruzado, pero he tardado unos años en ponerle (o al menos intentarlo) solución. Y lo he hecho en este año raro que me he tomado para hacer cosas distintas a las habituales.
Tuve que ir temprano a la clínica donde me operaba. Y temprano en Alemania significa a una hora impensable en España: 6.30 de la mañana. Es una clínica de día en la que hacen operaciones que no necesitan internamiento y donde solo operan con anestesia general, porque por lo visto con la epidural tienes que quedarte a hacer noche.
Vi al anestesista que me explicó un montón de cosas que iban a pasar y de las que yo no me enteré porque me dormí en el quirófano, pero ya me desperté en la cama. Se supone que al volver a la habitación yo debía ayudar a pasar de la camilla a la cama, pero si lo hice ni me enteré. De sólo pensar cómo me pude comportar me muero de risa porque una señora, a la que operaron después de mi, volvía con un colocón estupendo y no quería ayudarles y tuvieron que estar 5 minutos convenciéndola.
Algo sorprendente es que en una clínica que abrió en 1992 no haya ascensor y tengan que bajar a los pacientes dos pisos por las escaleras. Pero eso aquí debe ser casi un deporte, porque no conozco mucho pisos en los que la gente tenga ascensor.
Y de vuelta a casa fui haciendo un ejercicio interesante de imaginación intentando saber, por las fachadas de los edificios, por donde iba en mi trayecto.
Como madrugué mucho, a las 8.30 ya estaba operada y a las 12 en mi cama. Así que ya tengo tiempo de aburrirme y mirar para mi pata chunga que espero que dentro de poco esté como nueva.
Tuve que ir temprano a la clínica donde me operaba. Y temprano en Alemania significa a una hora impensable en España: 6.30 de la mañana. Es una clínica de día en la que hacen operaciones que no necesitan internamiento y donde solo operan con anestesia general, porque por lo visto con la epidural tienes que quedarte a hacer noche.
Vi al anestesista que me explicó un montón de cosas que iban a pasar y de las que yo no me enteré porque me dormí en el quirófano, pero ya me desperté en la cama. Se supone que al volver a la habitación yo debía ayudar a pasar de la camilla a la cama, pero si lo hice ni me enteré. De sólo pensar cómo me pude comportar me muero de risa porque una señora, a la que operaron después de mi, volvía con un colocón estupendo y no quería ayudarles y tuvieron que estar 5 minutos convenciéndola.
Algo sorprendente es que en una clínica que abrió en 1992 no haya ascensor y tengan que bajar a los pacientes dos pisos por las escaleras. Pero eso aquí debe ser casi un deporte, porque no conozco mucho pisos en los que la gente tenga ascensor.
Y de vuelta a casa fui haciendo un ejercicio interesante de imaginación intentando saber, por las fachadas de los edificios, por donde iba en mi trayecto.
Como madrugué mucho, a las 8.30 ya estaba operada y a las 12 en mi cama. Así que ya tengo tiempo de aburrirme y mirar para mi pata chunga que espero que dentro de poco esté como nueva.
Comentarios:
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Hacía siglos que no te leía bella. Mucho ánimo y muchos miminos y besinos curativos!!!!! muaaaaaaaaaaaaaaak
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