domingo, 27 de noviembre de 2011

Subidón de azúcar

Ayer estuve en una reunión de amigas, algunas de ellas con sus parejas y sus hijos. Fueron, a lo tonto y a lo bobo, 7 horas de cháchara, juegos, vídeos, punto y comida. Mucha y buena comida. Se trataba de hacer una merienda que consistió en brownies con salsa de caramelo, cupcakes, galletitas, queso y dulce de guayaba, salchichón, chucrut con setas y pan. Menos el queso, el dulce y el salchichón, todo lo demás era casero. La factura de la luz de casa de mis amigas va a subir una barbaridad porque ese horno trabajó un montón de horas seguidas.

Las galletitas (en cuya participación colaboré) las hicimos sobre todo para poder usar unos
moldes que habíamos comprado el otro día. Son tres cosas muy típicas de Berlín: la Puerta de Brandenburgo, el ampelmännchen y una calavera llamada Cocodril. La calavera no es algo típico de esta ciudad para todo el mundo, pero para mi será siempre un recuerdo asociado a Berlín. Aquí una foto de muestra.

Una vez en casa, me costó un montón conciliar el sueño, porque había un fiestón en alguna casa de mi calle montado, que creo que la gente que participó en él lo va a recordar durante años. Lo más llamativo del tema es que debía de ser una fiesta de hispanohablantes, porque no se pinchó ni una sola canción en otro idioma que no fuera el español. Escuché rock, merengue, regetón y todo lo típico que se suele pinchar en una boda. Lo que no llegué a escuchar fue Paquito el Chocolatero. Quizá me dormí antes de que llegara el momento culminante de la noche.

Y hoy cuando me levanté, me apeteció desayunar huevos revueltos porque todavía me estaba recuperando de la resaca de azúcar de ayer.

Cuando fui a comprar el periódico me encontré en la misma calle y con una distancia de 50 metros a dos grupos de familias cambiando las ruedas del coche. Debe ser que este fin de semana era el ultimo para hacer esta acción antes de que te puedan multar por no llevar las ruedas de nieve o es quizá es que el hombre del tiempo ha dicho que va a nevar. Por lo pronto, estos días ya ha llovido un poco. Y es que, aunque el verano fue horroroso y llovió un montón, estamos teniendo un otoño suave (solo hemos llegado un par de días a los 2 grados) y seco.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Caridad

Muchas veces, cuando voy caminando por esta ciudad, veo cosas o me encuentro en situaciones que me gustaría comentar en el blog. Pero cuando llego a casa, no me acuerdo o ya no me parecen tan sorprendentes o divertidas. Quizá lo que necesito es un teléfono con conexión a internet y así pasarme todo el día contando chorradas en la red. Menos mal que no lo tengo, porque así hay un filtro y solo cuento algunas tonterías de vez en cuando.

Esta semana entré por primera vez en el KaDEWe, que son unos grandes almacenes muy importantes y caros, donde nunca compraré nada. Entré solo porque la parada del autobús está delante y tenía 10 minutos de espera. Pero también ahí delante vi una situación extraña: una mujer con su hijo en brazos pide limosna. Su otra hija, de unos 5 años, pasea cerca pidiendo también limosna. Un viandante le da 20 euros a la niña. Entonces surgen otras dos mujeres que se acercan al bienhechor a pedirle más dinero.

Al día siguiente entra un hombre en el metro y se pone a tocar el acordeón. Cuando acaba pasea entre la gente pidiendo dinero. La señora que tengo delante de mí busca en su monedero. Cuando él se acerca, le pregunta si tiene cambio de 2 euros. Él coge los dos euros, busca en el vaso y le devuelve a la señora 1 euro.

Yo nunca había visto una una limosna tan generosa ni una con vuelta.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Music show

Sigo intentando disfrutar de lo que esta ciudad y los que la habitan me pueden ofrecer. Así que cuando mi compañera de piso me invitó a ver la grabación de un programa de televisión, no dudé en apuntarme. Toda una experiencia.

Es algo así como un "talk show" pero alrededor de la música, básicamente clásica. Así que durante algo más de dos horas, hice un gran esfuerzo por estar concentrada y entender lo que se decía en el escenario. El tema era interesante: hablaban sobre qué es la patria y las actuaciones me gustaron. Pero lo que más me sorprendió, sin duda alguna, fue cuando la presentadora sacó una guitarra y el público abrió el programa que tenían en las manos y en el que aparecía una partitura y se pusieron todos a cantar como ángeles. Y el cámara venga a pasar delante de mí, y yo intentando parecer natural en ese momento en que lo que estaba pensando era: "¡mierda, hablo fatal alemán y canto aún pero! ¿Qué hago aquí?"

Además, os juro que llegué a pensar o bien habían ensayado antes o bien eran todos profesionales y estaban leyendo las notas a la vez que cantaban. ¡Menudo momentazo!

Los menos clásicos en todo el concierto fueron los holstuonarmusigbibandclub. Me gustó la música que hacían, pero cuando hablaban... no entendía nada. Para eso prefiero al tenor al que pude entender bastante bien.

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