martes, 25 de diciembre de 2007

El zorro

Para que veais la importancia de la foto que da nombre a este blog, aquí expongo una foto que encontramos ayer durante la cena de Nochebuena. Está tomada en la salita de casa de mis padres que a la vez hacía de habitación de mi hermano, que es ese que va disfrazado de zorro. Detrás de él podéis ver a la fea con fores.

¡A que está mono mi hermano!

jueves, 20 de diciembre de 2007

Pasar la ITV...

¡o no! Y la respuesta correcta es: ¡NO! Ayer fui más contenta que unas pascuas a tener mi primera experiencia en pasar la ITV. Fui preparada: llevé al Alemán para que condujera, porque yo las situaciones nuevas en un coche las llevo muy mal y eso de no saber exactamente dónde está mi destino y lo que voy a tener que hacer lo llevo aún peor. Íbamos confiados porque El Alemán hace de chófer, técnico de mantenimiento, señor de la limpieza, profesor de autoescuela, y yo confío mucho en él.

Y no, no pasamos la ITV. Para empezar, no funciona la luz antiniebla. ¡Cómo nos vamos a dar cuenta de ese detalle si no la vemos! Luego resultó que los frenos estaban descompensados y que la luz de la placa de la matrícula tampoco funciona. Por favor, a quién le importa mi matrícula. ¡No tengo pensado cometer infracciones!

Así que nos volvimos los dos para casa con cara de haber suspendido un examen que estábamos seguros de que iba a ser una chorrada.

Y después de todo eso y de tomar una cerveza para mejorar el espíritu, le di el gusto a El Alemán de dejarle ver un partido de dos equipos ingleses. Me quedé flipada. Cada vez que se paraba el juego y hacían un plano corto de algún jugador, tenía que dejar de mirar porque tiraban los mocos al suelo. ¿Sabéis a que me refiero? Lo había visto esporádicamente en la liga española, pero lo de ayer era continuo. ¿Por qué tienen que hacer eso los futbolistas?. Algún defensor a ultranza del fútbol y de todo lo que le rodea dirá que es que no pueden llevar pañuelos de papel encima, pero yo digo que nunca he visto a un jugador de baloncesto tirar los mocos en el parquet. Sí, ya sé que ellos tienen al lado el banquillo y se pueden acercar en cualquier momento, pero sigo diciendo que nunca he vito a uno sonándose los mocos en un partidos. ¡Algunos futbolistas son unos guarros!

Y hoy vuelven a casa por Navidad la Guan y mi hermana, que son mejores que el turrón.

jueves, 13 de diciembre de 2007

La mala de cuento es la abuelita inocente

A mi me han enseñado que hay que respetar a las personas mayores, pero en ocasiones, pierden mi respeto. Atentos a lo que aconteció ayer.

A eso de las nueve y media de la noche entré en la tiendina de la esquina a comprar café para el desayuno. En la tienda estaban atendiendo a una abuela, a la que vamos a llamar "abuela buena". Cuando yo estaba esperando a que la dependienta acabara de atender a la abuela y ya tenía el paquete de café en la mano y el billete preparado para pagar, entró una segunda abuela. Vamos a llamarla "abuela mala". Resultó que ambas abuelas eran conocidas y mientras la dependienta cortaba jamón, entablaron una pequeña conversación interrumpida por la abuela mala para preguntar a la dependienta si había sidra, no fuera a ser que no hubiera y ella estuviera perdiendo el tiempo.

Bueno, pues no sé yo en que momento se comunicaron no verbalmente porque de repente oí a la abuela buena pedir una botella de sidra. Y pensé yo: esto parece un anuncio ¿tanta sidra se compra para hacer la cena de un miércoles? ¡Qué ingenua!

Cuando me di cuenta, la abuela mala ya había pagado y se estaba yendo con su botella de sidra colgando del brazo, mientras que la buena aún estaba acabando de hacer su compra y yo seguía sujetando el paquete de café y el billete entre mis manos.

Ya quisiera yo llegar a esa edad así de ESPABILADA.

domingo, 2 de diciembre de 2007

La clausura del festival

No, yo no he ido al acto de clausura del festival, pero lo he hecho por mi cuenta.

Ayer, El Alemán y yo escogimos dos posibles películas para ver. Una era en el Jovellanos y la otra en el Antiguo Instituto. Una hora antes de comenzar la sesión pasamos por el teatro a comprar entradas para ver una película neocelandesa y, como era de esperar, no había. Así que nos tocó ir otra vez a ver una del ciclo de cine alemán. Y... mereció la pena.

La película se llamaba Lo mejor de la vida y es de 1966. Lo primero que me gustó de la película es que en la primera escena se ve una ciudad que tardé 30 segundos en asegurarme de que sí que era Münster, unas de las ciudades en las que descansé este verano en mis vacaciones cicloturísticas. Es una peli en la que se describen las costumbres navideñas de la época y la zona. El Alemán se moría de risa escuchando los villancicos, viendo las escenas de la misa de Gallo, a los hombres borrachos como cubas... Y como tema principal, el divorcio, muy novedoso todavía por aquel entonces en sociedades católicas en las que estar separado no estaba tan mal visto pero divorciado...

Y con esta película doy por clausurada la 45 edición del Festival Internacional de Cine de Gijón.

sábado, 1 de diciembre de 2007

Un montón de cosas

En ocasiones no tengo nada que contar y sin embargo hay días que necesitaría tomar notas de todo lo que quiero comentar. Como no lo hago, se me olvidan las ideas. Haré un esfuerzo.

Para empezar, tengo que comentar las otras dos películas que fui a ver al festival. Durante la semana fui a ver Import/Export. Básicamente la película me gustó a pesar de las escenas de sexo, para mi, cruel y de que casi no podía leer los subtítulos. En la película hablaban en ucraniano y alemán, pero de Austria; es decir, con mis escasos conocimientos y encima un acento al que no estoy acostumbrada, poquito pude entender. En la parte inferior de la pantalla había subtítulos en inglés, pero solo podía leer el principio y el final de las frases porque en medio veía la cabeza del que estaba sentado delante. Y de los subtítulos en español ni hablamos, porque estaban debajo de la pantalla. ¡Ay! Y ese día fui sola al cine.

La otra película que fui a ver fue Aguirre, la cólera de Dios. Forma parte de la selección de "nuevo cine alemán". Y por supuesto esa la fui a ver con El Alemán. Narra la historia de un grupo de conquistadores españoles en el Perú de 1570, perdidos en la selva, acechados por los indios, sin apenas comida y buscando El Dorado. Lo más gracioso de la película, a parte de los alemanes haciendo de españoles, es Aguirre interpretado por Klaus Kinski: todo un personaje. El Alemán dice que se interpretaba a sí mismo.

Ayer después del cine fuimos con Anacari y Lucy a tomar algo y acabamos cenando en el Galicia. Para los que no lo sepáis, El Bar Galicia perteneció durante años a la familia de Anacari, ella se crió allí, incluso vivían en la vivienda que está justo encima del bar. Hacía ya algunos años que no entrábamos allí las tres juntas y nos dio bastante morriña. Recordábamos cuando íbamos a buscar a Anacari para salir... ¡a la una de la mañana! ¡Menuda locura! No me sacan a mi a esas horas de mi casa hoy en día ni con camisa de fuerza.

Pero lo más gracioso es que después de meterse un pimiento del Padrón en la boca, Anacari exclama: ¡Ah, pues están ricos estos pimientos! Increíblemente nunca los había probado. Ella, cuyo corralito fue una pota de pulpo forrada con espuma...

Y ya lo último. Mi hermana escribió en su blog sobre un libro que yo tenía de pequeña y nos hemos puesto nostálgicas recordando las primeras lecturas, la biblioteca de Begoña... Y yo ayer fui con "mis niños" a la biblioteca del cole a hacer lectura silenciosa y de repente descubrí en una estantería toda la colección de libros de Puck. En cuanto acabe el libro que estoy leyendo me voy a hacer socia de la biblioteca del cole y voy a releer todos los libros de nuestra infancia.

Creo que por hoy ha sido suficiente.

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