sábado, 29 de septiembre de 2007

De tapas y vinos

Tiene el alemán un amigo que nos aporta unas experiencias muy interesantes gracias al entorno en el que se mueve. Ayer nos invitó a una degustación en una tienda de delicatessen. Nos hartamos de beber vino blanco, tinto, Pedro Ximénez y cava y probar cosas como tripas de bacalao, jamón de pato relleno de foi, angula ahumada con azafrán, jamón de salmón... Y de postre unos chocolates de muerte: kikos bañados en chocolate amargo, chocolate con pimienta rosa... Y un montón más de combinaciones inimaginables, todo ello con una presentación espectacular.

Al final hicimos alguna compra entre los amigos que estábamos allí para reunirnos a comer un día de estos. Se me hace la boca agua de solo pensarlo.

domingo, 23 de septiembre de 2007

Como la mujer de un torero

Así me siento yo cuando voy a ver al alemán correr. La primera vez fue una media maratón y sufrí como pocas veces en la vida, viendo pasar el tiempo y que él no llegaba. Tenía miedo a que se desmayara o llegara a rastras. Hacía un día de perros y era la primera vez que corría una distancia tan larga. Además tenía que subir desde Cangas de Onís hasta Covadonga y volver. Pero al final no lo hizo tan mal y cuando consiguió que la cara se le descongestionase (porque el pobrecito en cuanto empieza a correr se pone rojo como un tomate) irradiaba una felicidad como pocas veces.

Esta vez yo estaba un poco más tranquila porque corría por aquí y sólo eran 6 kilómetros. Cuando digo sólo, no quiero quitarle importancia a la carrera, yo no sería capaz de correr esa distancia, pero sé que él sí. Llegó en el puesto 37 de su categoría. Un buen resultado.

El caso es que a mi me pasa una cosa muy curiosa y es que no puedo evitar emocionarme cuando llega el primero o uno muy viejo o algún niño o la primera mujer o alguno muy jodido. Vamos, que me emociono con casi todo. Menos mal que hoy llevaba gafas de sol, porque cuando vi llegar a una de mis alumnas de 10 años casi me da mal. Los niños corrían la mitad de la distancia, pero aún así me parece digno de admiración.

Pues hoy le tenía que dedicar esta entrada a mi alemán porque es MI HÉROE.

jueves, 20 de septiembre de 2007

Malas noticias

Mi comadre ya no está embarazada. Era demasiado pronto. Una noticia triste.

viernes, 14 de septiembre de 2007

Buenas nuevas

Ayer me anunciaron dos nuevos embarazos, uno de ellos de mi comadre. ¡Estoy contenta! Me gusta que la gente tenga hijos, y sobre todo si es el segundo, que a mi lo del hijo único no me convence demasiado.

¡Qué viva el amor y sus frutos!

jueves, 13 de septiembre de 2007

Una mosca cojonera

¡Manda narices! Hoy me he tenido que levantar media hora antes de lo previsto porque una mosca me obligó. No me dejó dormir más tiempo por culpa de su zumbido. Menos mal que tengo mucho que hacer antes de entrar a trabajar y puedo aprovechar el tiempo.

Ayer acabé un libro. Bueno, mejor dicho un librito: Un torbellino llamado Daniel. Como un motor en marcha. Este año voy a tener que trabajar algunas horas con un niño hiperactivo y me estoy poniendo las pilas para intentar hacerlo bien. Hago terapia con mi amiga Eladia. Yo voy a su casa a tomar un café y a llorarle un poco contándole que el niño hizo esto o aquello y ella lo justifica y me recuerda que tiene una enfermedad, que no es su culpa y me recuerda las pautas de acción que a pesar de que yo las cumplo, parece que no sirven de nada.

Mi madre también me ayuda mucho. Ayer me hizo reflexionar con uno de sus comentarios: si tuviéramos un niño con una deficiencia motora, por ejemplo cojo, le ayudaríamos a subir y bajar escaleras, adaptaríamos las clases de educación física y recordaríamos a sus compañeros y maestros como pueden ayudarle. Pues lo mismo hay que hacer con aquellos que tienen otro tipo de deficiencias.

¡Qué razón tienen las dos! Es el niño el que tiene el problema y yo lo que tengo que hacer es intentar ayudarle.




martes, 11 de septiembre de 2007

Nos guste o no

Crecemos, maduramos, nos acomodamos, nos aburguesamos o como lo queráis llamar. Sé que es duro hacerse a la idea, pero no vamos a tener 20 años siempre, aunque lo intentemos.

Este fin de semana me fui a disfrutar de las fiestas de Mansilla. Hacía 4 años que no iba. Fui con Anacari(nos faltó Lucy)

Anacari se pasó todo el fin de semana lamentándose de como habían cambiado las cosas. Los amigos o bien estaban embarazados o casados (las dos cosas a la vez no se dan) Este estado civil parece ser que impide salir de fiesta hasta tarde y emborracharse. A mi lo de trasnochar y perder el control nunca me ha gustado (y que no salga nadie recordando aquella vez que acabé hablando en inglés o yendo a trabajar de doblete, son cosas que han pasado pocas veces) Pero Anacari, después de tantos años perdida en los EE.UU. tenía ganas de soltarse la melena.

Pensé que los amigos iban a estar peor conservados, con más entradas y más gordos. Pero no ha sido así. En general, físicamente están como hace 4 años. Sin embargo han cambiado en otros aspectos. Y a Anacari, le guste o no, también ha cambiado, como yo lo he hecho y todos los demás. Aunque haya intentado luchar contra ello, el sábado le sedujo más tomarse un cola-cao a las 2 de la mañana y leer un poco antes de irnos a la cama que quedarse bailando pasodobles sola aguantando temperaturas invernales.

Lo dicho: todos nos hacemos mayores, cada uno a su manera.

jueves, 6 de septiembre de 2007

La crisis de los 30

Pues sí, para aquellos que no lo supieran o no se han acordado: hoy cumplo 30 años. Y no sé si ha sido la presión pero he tenido tres grandes despistes.

El primero fue olvidarme de poner el despertador y levantarme casi media hora tarde. ¡Qué me pase a mi eso! Yo, que no creo que haya justificación para llegar tarde y menos aún para dormirse. De todos modos, no llegué tarde al trabajo y hasta me dio tiempo a asearme y desayunar. Creo que el truco está en levantarse con tiempo de sobra de tal modo que si un día te despistas y duermes algo más de la cuenta, sigues llegando puntual.

El segundo pequeño desastre fue que me puse a hacer un zumo de naranja en el exprimidor eléctrico y exprimí media naranja sin darme cuenta de que estaba cayendo todo el zumo por la encimera porque había olvidado poner un vaso. ¿Estaré empezando con el alzheimer?

Y el tercer despiste y el más grave de todos fue olvidar que hoy era el cumpleaños de la Noe. Vamos a ver: cada año estoy con el teléfono en la mano esperando a que den las 12 del día 6 del mes de septiembre, para felicitarle antes de que ella me felicite a mi. Pero este año, como estaba tan preocupada por mi misma, intentando detectar por donde me iba a atacar la crisis de los 30, no pensé en mi amiga.

Mi hermano, manteniendo la costumbre familiar instaurada hace años, me regaló un libro. Este año fue uno de corte y confección para ver si consigo aprender a hacer algo más que coser bajos de pantalones (que para mi es muy importante ¡lo que yo me ahorro!)

Y por la tarde lo celebré yéndome con mi madre y una tía al prao a tomar el sol y pintar la chabola. Los que la conocéis ya no la vais a reconocer. Prometo colgar una foto.

Pero de crisis nada. Yo me miro en el espejo y me veo igual que ayer, me escucho y sigo sonando igual de conformista y feliz. Así que de crisis... nada de nada.

miércoles, 5 de septiembre de 2007

Perdidas en la gran ciudad

Esta tarde pasé un momento realmente cómico con dos amigas.

Os pongo en situación: una amiga y yo en coche buscando un colegio privado por la zona más pija de la ciudad para que mi amiga pudiera ir al día siguiente a una entrevista de trabajo. Como no lo encontramos decidimos llamar a otra amiga (que casualmente tiene una casa en esa zona) para pedirle ayuda. Esta última coge su coche y sale a nuestro encuentro. Tardamos media hora, 6 paradas para preguntar y dos llamadas telefónicas hasta encontrar el colegio. De vergüenza.

Llevo unos días reflexionando sobre mi conformismo. Hace algo más de una semana me dijeron en el curro que me iban a cambiar el puesto de trabajo, cosa que a mi me pareció bien. Cobraría lo mismo pero trabajaría algo más. Unos días después me dicen que no me cambian de puesto, cosa que también me pareció bien. Para decirme hoy que definitivamente: sí me cambian de puesto. Y a mi me sigue pareciendo bien.

Y mi reflexión es: ¿es mi conformismo una enfermedad? ¿Por qué encuentro una buena motivación a cualquiera de los dos trabajos? Uno me valía porque tendría otro tipo de responsabilidades y cambiaría un poco de actividad, lo que para mi es un estímulo y el otro me mantendría en el mismo estado de tranquilidad que el curso pasado (aunque sin la presión de los estudios paralelos en la universidad) Veremos si no hay más cambios antes de que empiece el curso.

This page is powered by Blogger. Isn't yours?

Suscribirse a Entradas [Atom]