miércoles, 30 de enero de 2008

Born on a Blue Day

Atendiendo a las peticiones de mis hermanos me decido a escribir.

Estaba pensando escribir sobre los cinco libros que tengo empezados, pero ayer precisamente decidí devolverlos todos a la estantería (porque cuando apago el despertador por las mañanas los acabo tirando de la mesita al suelo) y ponerme con uno.

Ayer me llegó un regalo de reyes con un poco de retraso. Mi hermano me había encargado un libro a través de Internet: Born on a Blue Day. Es la historia de un chico de 27 años con síndrome de Asperger y síndrome del sabio. Me interesa especialmente el tema porque ya he conocido tres niños con síndrome de Asperger (creo que ninguno de ellos tenía el síndrome del sabio) y son niños muy especiales y cuando entiendes lo que tienen, te enganchan y te asombran continuamente. Creo que el libro también va a engancharme.

Hoy tengo que hacer una mención especial a mi hermano que me enseña muchas cosas, por ejemplo: acabo de llamarle para que me recuerde como se hacía para enlazar artículos y me enseñó de paso que la rueda del ratón valía no sólo para subir y bajar, sino también para abrir pestañas. Y hace unos días le llamé porque no me funcionaba la conexión y encontró enseguida el problema: no tenía el cable enchufado... ¡Era la segunda vez que me pasaba! Él es muy listo y yo ando a uvas.

jueves, 10 de enero de 2008

El tiempo es relativo

Eso que se lo digan a los de Emtusa (la empresa municipal de autobuses). Hace no mucho que han instalado unos paneles que dan información sobre el tiempo que va a tardar el próximo autobús.

Al salir de clase, pasé por la parada y viendo que sólo faltaban 7 minutos decidí esperarlo. Pero una vez transcurrido ese tiempo, el reloj dejó de marcar 7 para pasar a marcar 8. Así que al final tuve que esperar 15 minutos, que sumados a los 10 que tarda el bus hasta mi parada y los 5 que tengo que caminar hasta casa, hice un tiempo final de 25 minutos. Eso es lo que hubiera tardado caminando. A parte de ahorrarme un Euro y hacer ejercicio.

Si el transporte público funciona así... ¡a la mierda!

miércoles, 9 de enero de 2008

Perdido como un quinto en día de permiso

Así estuve yo ayer al bajarme del autobús. Para ir a clase de alemán cogí un autobús que no es el que cojo habitualmente pero que también me deja cerca. El problema es que estaban los cristales empañados y cuando bajé, como el autobús va haciendo una especie de zigzag, no sabía muy bien dónde estaba el norte. Tuve que caminar un poco hasta encontrar algún punto de referencia.

Me sentí muy rara, perdida tan cerca de un sitio al que voy 3 veces por semana, sin saber hacia dónde está el mar, que es el punto cardinal principal de esta ciudad. Incluso me sentí un poco mareada.

lunes, 7 de enero de 2008

091 y 112

Sí, los números que dan título a esta entrada se refieren a la policía y al teléfono de emergencias, y es que en menos de 24 horas El Alemán y yo hemos tenido que hacer uso de ellos.

A la policía la tuvimos que llamar cuando un chaval, que iba hasta arriba de alcohol y coca quiso pegar a El Alemán por haberle llamado la atención al no parar en un paso de cebra. El chico conducía una furgoneta y nos obligó a recular porque si no nos hubiera atropellado. Y a El Alemán, que a veces le sale un temperamento considerado propio de un latino, le llamó hijo de ****. ¡Cómo se puso el tío! Salió del coche hecho un basilisco, diciendo palabrotas y queriéndo partirle los dientes. Desvariaba diciendo cosas como que se había chuleado para impresionarnos (iba con nosotros una amiga alemana) o que le pidiera perdón de rodillas.

Cuando conseguimos que se calmara, que por cierto fue un cambio de actitud bastante radical, el tío se fue y nosotros llamamos al 091. Y atención a lo que pasó: la alemana había tomado nota de la matrícula, que eran tres letras y cuatro números. El policía decía que esa matrícula no podía ser porque no había matrículas que empezaran por tres letras de las cuales la primera fuera una O. ¿Recordáis que dije que era una furgoneta? Pues después de un buen rato caí en la cuenta de que en las matrículas antiguas de las furgonetas va la O de Oviedo y las dos letras encima de los cuatro números. Así que la alemana tenía toda la razón del mundo y era el poli el que no estaba muy despejado.

Después de la conversación con la poli, fuimos a urgencias a que hicieran un parte médico y de ahí a poner la denuncia. Así que nuestros planes de ir temprano el viernes para casa, hacer una tortilla de patata y acostarnos pronto para madrugar al día siguiente se vieron truncados.

Y pocas horas después, cuando salíamos de casa para ir a disfrutar de la cabalgata de reyes, nos encontramos enfrente a un señor tumbado en el suelo. Y fue ahí donde hubo que llamar al 112, que por cierto, no tardaron mucho en llegar. De todos modos llegamos puntuales a ver el desfile, y es que vamos a verlo a Colunga, y si llegas 15 minutos tarde es posible que ya haya acabado porque tiene un recorrido de kilómetro y medio.

Después de todo esto me daba un poco de miedo coger el coche no vaya a ser que por algún motivo tuviéramos que llamar a la Guardia Civil. ¡Menos mal que conducía El Alemán!

miércoles, 2 de enero de 2008

¡Vacaciones!

Han sido varios días sin escribir, pero las navidades son así. Tengo vacaciones pero el tiempo libre es limitado y las experiencias, más o menos las de todos los años. Vuelven los amigos y la familia que vive lejos, como mucho y bebo más aún, y no he hecho nada de deporte. Menos mal que El Alemán ha vuelto de Alemania y ya me ha programado un paseo para el viernes porque ya estoy empezando a sufrir las consecuencias de los excesos navideños.

Acabé el año con buen pie pero lo empecé un poco mal.

Tuve una experiencia muy gratificante con mi ahijada: la bañé por primera vez. La verdad es que la niña se portó como una campeona y a penas se quejó de la temperatura del agua y si lo hizo fue huyendo de ella muerta de risa, no lloró si le entró algo de jabón en los ojos y se dejó poner el pañal y vestir por mi. Menos mal que a mi lado tenía a Cepi (una niña de 4 años) diciéndome en cada momento lo que tenía que hacer y consiguiéndome el material que necesitaba.

Pero al día siguiente y para inaugurar el año con una pifia conduje unos kilómetros con el freno de mano puesto. Menos mal que tuve que parar en la gasolinera para rellenar el depósito y el chico me advirtió de que mi coche echaba humo, porque yo no me había dado ni cuenta. Sólo había notado que tenía una lucecita iluminada que no sabía que quería decir, así que no le di importancia. Sí, podéis reíros, pero de los errores se aprende y a partir de ahora cuando vea el signo de exclamación encendido sabré a que se debe.

Por cierto, hoy pasé la ITV. Y eso que me miró el freno de mano...

This page is powered by Blogger. Isn't yours?

Suscribirse a Entradas [Atom]