viernes, 28 de octubre de 2011

Primera reunión y primeras impresiones

Ayer tuve mi primera reunión en el nuevo trabajo. Es muy interesante cuando a pesar de no entender bien el idioma, se capta con facilidad lo que la gente piensa. No paro de pensar que a pesar de la diferencia de idioma y de culturas, hay cosas que funcionan igual en todas las escuelas.

Yo no sabía que iba a tener hablar, pero menos mal que eso de las presentaciones se aprende el primer día de clase de alemán. Después de mi presentación, callé y me limité a escuchar.

Ahora he pasado a ser la Señora Fernández (omito mi verdadero apellido) y me gusta. Cada vez que los niños me llaman, me acuerdo de mi padre. Intento imaginarme cómo sería en España eso de que los alumnos nos llamaran por el nombre. Yo sería la primera que tendría muchos problemas para referirme a mis compañeros como señor y señora cuando hablo con los niños, pero cuando hablo con ellos personalmente, llamarles por su nombre de pila. Pero parece que aquí es importante y que efectivamente, es una muestra de respeto. Muchas veces los niños ni siquiera saben el nombre de pila del maestro.

Nos reímos de los papeles que hay que firmar para entrar en EEUU, pero en este país tampoco lo hacen mal. He tenido que rellenar un montón de papeles antes de firmar el contrato y he tenido que solicitar un certificado de penales y jurar que nunca he pertenecido a la Stasi. Y por lo visto también es importante saber si resido en el este o en el oeste de la ciudad.

sábado, 22 de octubre de 2011

Desde la cama

Esta mañana cuando estaba remoloneando en la cama, oí un ruido familiar. Por un momento creí estar en casa. Me costó saber qué era.

Por lo visto el camión de la basura suena igual aquí que en España, la diferencia es la hora a la que pasa: eran las ocho y media de la mañana.

viernes, 21 de octubre de 2011

Tengo estrella

Lo mío es estar en el sitio adecuado en el momento adecuado y conocer a la gente correcta. Como consecuencia... tengo suerte.

Hoy me han dicho que he conseguido la sustitución del tutor de la clase donde trabajo como asistente.

domingo, 9 de octubre de 2011

La piel que habito

Como se puede suponer por el título de esta entrada ayer fui al cine a ver la última de Almodóvar. Tengo que decir que si bien tiene cosas que me gustaron, en general salí disgustada del cine.

Empiezo por lo positivo. Como siempre, la estética, la escenografía, los planos... Todos muy bonitos y muy almodovarianos. Elena Anaya, espectacular; no sólo como actriz sino también como mujer. ¡Menudo pivón! A Antonio Banderas no lo vi tan mal como lo ponían en esta crítica de El País.

Pero siento decir que en general la peli no me gustó; es más, me pareció desagradable, retorcida, grotesca, innecesaria... Recomiendo encarecidamente a la gente sensible, como a mis hermanos, que no vayan a verla. Para los que ya están cansados de sexo y sangre, no es una película adecuada. No sé si la historia se podría contar de una manera menos cruel, si la intención era precisamente despertar ese asco en el espectador, pero es que no me ha llevado a hacer ninguna reflexión sobre la maldad humana, no entiendo la finalidad de la historia, el porqué de la película. Y esa obsesión de Almodóvar por la transexualidad, ya me cansa. Sí comparto con el crítico de El País, esa sensación en algunas escenas, de no saber si se busca la risa o el miedo; de tan subrrealista que pueden ser, parecen cómicas. Y ese es para mí un gran error: si no sé que quería evocar el director, no ha conseguido el fin. A no ser que quisiera evocar confusión, y eso me parecería ya demasiado retorcido.

sábado, 8 de octubre de 2011

Como Lázaro

La rodilla me está dando problemas. Cada día más a menudo, durante más tiempo y con más dolor. Hasta tal punto que ayer por la mañana decidí ir a urgencias. Donde no me hicieron gran cosa, me pusieron una venda que me recordó a cuando al niño en el cole le pones una tirita para que se vaya contento y me dieron pastillas.

Como pasaban las horas y yo seguía sin poder apoyar la pierna, decidí ir, a la pata coja, a un osteópata, que me hizo un diagnóstico distinto al traumatólogo de urgencias (para mi más creíble) y que después me hizo una manipulación y pude salir caminando, como Lázaro, de la consulta. Es verdad que el médico admitió que lo que él me estaba haciendo era solo para aliviar el dolor y funcionaba momentáneamente y que no me quedaba más remedio que operarme. Pero me dio la impresión que sabía mejor de que hablaba que el médico de urgencias que se limitó a mirar mi informe de hace 6 años y a decirme que en una semana (estoy en casa porque tengo vacaciones de otoño) no había nada que hacer, que cuando vuelva a Alemania me opere.

Ya me temía yo que me iba a pasar las vacaciones enclaustrada en casa de mi madre.

martes, 4 de octubre de 2011

O ellos o yo

Tenía las extremidades largas, el cuerpo negro. A veces hacía un ruido ensordecedor, pero en otras ocasiones era tan silencioso que no le veías venir. Lo intenté con el suplemento de El País, pero hacía mucho ruido; con la zapatilla, pero deja marcas en las paredes blancas; con un pantalón de chándal pero era demasiado lento y le daba tiempo a reaccionar y huir. Me subí a la cama, a la silla, al alféizar de la ventana (por la parte interior, por supuesto) y hasta al escritorio. Al final lo conseguí dejar atontado a golpe de trapo y lo rematé en el suelo con la zapatilla. Eran las 00:57. Me metí en la cama feliz a dormir, para descubrir a los pocos minutos que había otro. El segundo me llevó casi una hora matarlo. Falleció a la 1:49.

lunes, 3 de octubre de 2011

El buen clima favorece la larga vida de los mosquitos

Las casa antiguas de Berlín tienen mucho encanto: las molduras, los patios interiores, ¿los techos altos? Esto último lo estoy empezando a poner en duda porque cuando hay un mosquito al que, sintiéndolo mucho, quieres matar, los techos altos no facilitan la tarea. Estoy intentando hacer puntería con la zapatilla, pero no hay manera. Creo que voy a tumbarme en la cama y cuando el mosquito se acerque para picarme... ¡zas¡ zapatillazo. Pero claro, corro el peligro de pegarme a mi misma una buena torta y no conseguir dar caza al maldito bicho.

Grill en el aeropuerto

Lo de ayer es difícil de explicar. No sé si fue un gran día o un porquería. Todo empezó bien, día soleado perfecto para la barbacoa que teníamos pensado hacer en el antiguo aeropuerto cercano a mi casa.

Cuando iba caminando... mi rodilla se bloqueó. Y estaba a mitad de camino entre mi casa y el aeropuerto, así que decidí arrastrarme hasta el aeropuerto esperando sentarme en la hierba y disfrutar lo más posible del grill. Tengo que decir que el camino que hice de mi casa al aeropuerto fue 3 veces más largo de lo necesario, porque una amiga se empeñó en que era más corto ir de esa manera. Estuve un buen rato tirada en el suelo de la entrada de un parque
Llegué a mi destino usando la bici de mi hermana a modo de muleta para no tener que apoyar peso en la pierna chunga. Me tumbé y comí todo lo que quise y más. Disfruté del sol y de los amigos. Porque hay que decir que estamos teniendo un tiempo en esta última semana mejor que en todo el verano.

Pero la verdad es que, después de 2 horas sin moverme del suelo, estaba un poco hasta las narices. Y en uno de esos movimientos para intentar cambiar de posición la rodilla se desbloqueó. Casi lloro de la alegría.
Esta foto la hice para que mi tía se sienta orgullosa de lo útiles que son los regalos que hace.

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