sábado, 29 de noviembre de 2008

La cultura de la sauna

Esta mañana El Alemán y yo hemos usado el ticket que le regalé por su cumpleaños y que suponía una sesión en Talasoponiente. El día era de lo más apropiado, porque aquí hace frío, viento y llueve sin parar.

El sitio en cuestión está muy guapo puesto, pero como usuarios ocasionales de este tipo de instalaciones, hemos encontrado muchas carencias. Para empezar, la entrada, que vale 18 euros, te proporciona 2 horas en las que puedes utilizar todas las instalaciones, pero la primera vez que vas, pierdes al menos 30 minutos en saber cómo funciona todo y dónde está cada cosa. Por otro lado, hemos encontrado que no todas las saunas indican a que temperatura están, ni tienen reloj, que es fundamental, y en algunas sólo hay una ducha.

Pero lo que mas me molesta de todo es la poca cultura que hay aquí de sauna. Para empezar, hay que usar gorro de baño para entrar en las piscinas, así que si vas alternando sauna y piscina, te dedicas a poner y quitar el gorro sin parar. Por otra parte la gente entra con chanclas a la sauna a pesar de que hay un cartel que pone que no se puede. Y para terminar, aquí la gente desconoce el uso que se le debe dar a la toalla. En la sauna a la que yo voy en Alemania hay carteles que prohiben que la piel toque directamente la madera de los bancos, pero de eso me enteré este año cuando El Alemán me riñó por poner un pie directamente encima de la madera. Y es que ¡yo no entiendo los carteles escritos en alemán! Pero aquí la toalla deben pensar que es un elemento decorativo, para llevar sobre los hombros de modo elegante o para disimular los michelines, porque pocas personas he visto que hayan hecho un buen uso de la misma.

El centro de talasoterapia lleva abierto dos meses y supongo que por eso aún se está definiendo la clientela y se pueden ver muchos grupos de gente que está jugando de la sauna a la piscina, gritando y haciendo el tonto. En Alemania la sauna es un lugar de relación social, pero no un chigre.

Ah! Y a esta sauna le falta una cosa fundamental: un día para nudistas.

viernes, 28 de noviembre de 2008

Mole

Llevo media hora intentando abrir un tarro de mole. Ya tengo el pollo cocido y enfriado, pero no puedo seguir con la receta porque el tarro se me resiste. Lo he intentado todo: haciendo palanca, poniéndome los guantes de fregar, he llamado a la amiga que me enseñó la receta para preguntarle si tiene algún truco para abrirlo, pero no me coge el teléfono... Hasta he emulado a mi hermano y he intentado buscar la solución en Google, pero tampoco ha servido de nada. Ahora estoy esperando a que llegue mi alemán. Es mi última opción, y si quiere cenar, tendrá que currárselo.

domingo, 23 de noviembre de 2008

Una cuestión de suerte

Ya ha empezado el festival de cine y ayer fui a ver la primera película. Es difícil decidir qué vas a ver, porque las sinopsis que ofrecen en el programa de mano, obviamente tratan de vender la película. No van a decir cosas como: soberano tostón o no la entiende ni la madre del director. Pero tras varios años de experiencia, se que la probabilidad de que la película sea verdaderamente aburrida o desagradable es del 50%.

Tenía intención de haber ido al viernes, pero no pudo ser. Por lo visto me libré de una buena, porque al salir ayer del cine me encontré con una amiga de mi hermana, apodada La Alta, que la había visto y me dijo que la película era "algo lenta", que en palabras reales traduzco por tostón.

Pero ayer hubo suerte y me reí un rato. Fui a ver A complete history of my sexual faliures. Es un documental que decide hacer un tío cuando se da cuenta de que todas sus novias le dejan y quiere analizar qué es lo que hace mal.

Y lo que tiene este festival es que es de andar por casa y mientras nos tomábamos una cerveza en el bar de la esquina, antes de entrar al teatro, teníamos al lado al director del documental.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

La bici

Que en esta ciudad no hay cultura de la bicicleta, lo tenía claro. Pero lo que me ha pasado en las tiendas especializadas en bicis, no tiene explicación.

El primer problema lo encontré cuando se me estropeó la luz de atrás de la dinamo (casualmente comprada en Alemania) y quise comprar una de repuesto. Fue imposible, no había. Pero cuando decidí comprarme una nueva dinamo me encontré que en 3 tiendas me dijeron que las dinamos no valían para nada, que era mejor las de pilas y que no la iba a encontrar con facilidad. Pero para poner las cosas aún más difíciles yo buscaba una dinamo con acumulación, de esas que aunque estés parado en un semáforo, sigue la luz encendida gracias a la energía generada en el pedaleo. Misión imposible.

La segunda dificultad que encontré fue conseguir un candado de los rígidos con forma de "u". Hace una semana cuando iba a coger la bici para volver de la Escuela de Idiomas me encontré con que tenía el candado (de los flexibles) roto por la parte de la goma, ya se veía el metal. Y como mi hermana siempre me está diciendo que esos candados son una porquería y que cualquier día me van a robar la bici en un pispás, decidí comprar uno de los buenos. Pero en la tienda de bicicletas donde no tienen dinamos, tampoco tiene candados en forma de "u". Dice el dueño que es que esos no me permiten candar la rueda delantera. Así que crucé a la ferretería de enfrente y me compré el candado que estaba buscando.

Yo quiero apoyar al pequeño negocio, pero al final, para conseguir una dinamo o un candado tengo que ir a Decathlon, que son los que tienen de todo.

sábado, 15 de noviembre de 2008

Tomates

El día antes de irme a Cambridge pasé por una tienda de esas en las que venden miles de calcetines para armarme de unos bien gordos ya que mi hermana me había dicho que allí hacía un frío de aupa. Pero cuál sería mi sorpresa cuando llegué con mi hermana y su compañera de piso a casa y al descalzarme a la entrada tenía dos sendos tomates en los calcetines nuevos. Se me quedó cara de póquer.

Así que al día siguiente me puse otro par nuevo y cuando vuelvo a casa, después de unas horas de paseo, otra vez: dos tomates. Al final mi hermana me tuvo que dejar unos calcetines, que seguro que ya tienen unos kilómetros y que aguantaron perfectamente el tiempo que me quedaba por allí.

Cuando volví, lavé los calcetines que había estrenado y destrozado, y fui a la tienda a devolverlos. Y va y me dice la dependienta que no aceptan reclamaciones de productos usados. Imaginaros mi cara de estupefacción. Y yo venga a insistir: que no compré unos pares de usar y tirar, que se suponen que me tienen que durar más de un día... Al final conseguí que la tía llamara al jefe y este le dijo que se los quedara para evaluar el fallo y me llamarían con la sentencia. El jueves pasado me llamaron para decirme que podía pasar a descambiarlos. Lo que no sé es si tendré que cambiarlos por otros iguales, de otra categoría o me devolverán el dinero (última opción poco probable)

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Camisas de franela

Me dijo ayer una amiga que a ver cuándo escribía porque parecía que aún seguía de vacaciones por Cambridge. Así que aquí estoy.

Ayer me compré una camisa de leñador de franela que me ha hecho recordar a otras dos de ese estilo. Una era de mi hermano, y a mi hermana le gustaba mucho y como se la quería poner a menudo, mi hermano le hacía firmar una especie de contrato que decía que se la dejaba tal día pero que no se la podría volver a pedir hasta una fecha determinada (ahora vendrán mis hermanos a decir que la historia no era así, pero lo siento, así es como yo la recuerdo). La otra camisa era en realidad dos parecidas pero distintas. Mi amiga Guan y yo teníamos en la época del instituto la misma camisa sólo que ella el modelo de chico y yo el de chica. Y por lo que se ve, el suyo era mejor que el mío porque tenía un bolso delantero ideal para meter las chuletas. Así que siempre se sabía cuando Guan tenía examen porque se ponía esa camisa.

sábado, 1 de noviembre de 2008

Toma de contacto

Ayer me di un paseo de 4 horas por la ciudad. Es increible la cantidad de tiendas de ropa que tienen para cuatro gatos que son. Hizo frío aunque sol, así que pude comprarme una quesadilla en el mejicano que mi hermana me recomendó y comérmela en un parque cercano.

Vi un montón de cosas que me hubiera gustado fotografíar para luego enseñárselas a mis niños en clase, pero no tengo cámara. Confié en que mi hermana me dejara la suya, pero no hemos encontrado el cargador (quizá se haya quedado en Berlín). De todos modos su compañera de piso me ha ofrecido la suya y espero que hoy las cosas sigan en su sitio.

Ayer fue Hallowe'en pero creo que a la hora punta en que los niños van de casa en casa nosotros estábamos en el pub tomando cervezas, así que sólo vi a una pareja de niños con su padre disfrazados por la calle. Eso si, en el bar igual que en los de España: gorros de bruja gratis, algún que otro murciélago que brilla en la oscuridad y la gente haciendo cada vez más el tonto, según la borrachera es mayor. Ah! y en las tiendas los dependientes iban disfrazados, pero unos disfraces que quizás al comienzo del día estarían bien, pero según pasaban las horas iban peridiendo el lustre, los complementos, el maquillaje...

Después de la gran pateada y de disfrutar de un sol cegador, cuando llegué a casa empezaron a aparecer nubes negras y cayó un chaparrón de aupa.

Hoy el día pinta mal desde que amaneció, así que tendremos que salir equipadas con gorro, guantes, bufanda y paraguas.

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